Pérdidas y ganancias.

Ella se marcha, aún no sabe qué día pero se irá esta semana.

La mayoría de nosotros, ante la noticia, reaccionó de la forma esperada: con una rotunda negativa. Yo prometí no detenerla ni con mis argumentos, y no lo he hecho. Eso pareció sorprenderla aún más, pues en vez de desmotivarla le ayudo a empacar y a redactar las reglamentarias cartas de despedida a su familia.

A ella la conozco desde hace catorce años, cuando el mundo eran sólo caricaturas, vacaciones demasiado cortas y días larguísimos. Cuando a ninguna le había crecido la cadera y no sabíamos lo que era un novio. Tiempos raros y confusos, bromas, alegrías y tristezas. Toda una puñetera vida a su lado.

Ella se va y yo me quedo con las cosas que no puede llevarse (para mandárselas vía Estafeta en cuanto tenga domicilio fijo). Se muere de miedo aunque está emocionada, mientras yo me debato entre la tristeza y las ganas de irme con ella.

Las cosas ya eran bastantes confusas en mi mente antes de saber sobre la fuga …

Hace unos días tuve un sueño horrendo en el que veía a mi ex tremendamente golpeado, pero andando como si nada e hinchándose su rostro conforme avanzaba. Perturbador, dado que la despedida fue un poco dramática.

No sé si la forma en la que estoy actuando sea la adecuada; no sé si deba alejarme de él o seguir a su lado cual si todo fuera lo mismo. No sé si debiera ser la primera en decirle a ella que no se vaya, pero sé que si me mantuviera a “raya” estaría más ansiosa, y de actuar indiferente sí que me arrepentiría.

Perdí una pareja (linda en realidad), me alejo de una gran amiga (la más extraña y cercana que he tenido), pero gano experiencias que contar cuando sea mayor, unas orejeras y unos pantalones que ella abandona porque le quedan grandes; conservo un muñeco en forma de cebra rosa, un ángel al cuello y unas semillas que fungen como juguete, cientos de besos dulcísimos y varias noches en vela. Vagos recuerdos de una adolescencia compartida con una chica genial y lejana; memorias frescas de un amor que fue intenso y duró poco.

He ganado un amigo que antes no hice por distracción, y pierdo la cercanía de un hombro en el cual llorar, una risa que no escucharé tan pronto y la plática amena de alguien que estuvo a mi lado hasta en los momentos más crudos, quien ahora traza su propia aventura guiada por una decisión precipitada, sueños de libertad y un amor que le ha hecho daño, pero que le abre la puerta a la posibilidad de luchar por ella misma.

En su lugar yo haría lo mismo, así que pienso soportar lo que venga por ser su cómplice y aliada, deseándole la mejor de las fortunas y anhelando que el sacrificio merezca la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario