Principio de ruina (o de qué pasó conmigo)

No tengo absolutamente nada interesante que decir. No me queman las dudas, no estoy sufriendo por amor (falta o exceso de), no padezco de insomnio ni tengo ganas de escribir todas las cursilerías que me vienen a la mente. La inspiración ha abandonado mi cabeza (mi corazón, mi alma, o cualquier sitio donde ella se instale) por lo menos para escribir, por lo tanto decidí subir este dibujo... al menos en esto no ha huído de mí.

Ceguera

No se trata de un reclamo, ni pretendo por ningún motivo que te sientas incómodo, que me mires con recelo o pienses, que al igual que los otros, también yo te juzgo.
Tómalo más bien como la petición de una amiga, un consejo que pretende no atorarse en tus oídos y cimbrar tu corazón. Es que la razón no es lo que me mueve, sino la certeza de que te estás haciendo daño, y por lo tanto me hiere a mí.
Yo sé que te consumes por el rabillo del ojo, que se destila por tus poros la joven ansiedad por tu futuro. Sé que el pulso te tiembla cuando más seguro estás de lo que haces, y que las alas de cera que tan celoso guardas, desatarán huracanes si alguien trata de tocarte.
Sé que las peores cicatrices son las que no me presumes, cuyas historias finges te enorgullecen y relatas cual si de mitos se tratasen.
No hay verdad en tus palabras; yo te he visto vulnerable y aterrado entre mis brazos. Te he observado desde lo alto tratando de no enredarme entre tus redes, pero ahora me evaporo con tu sangre, dispuesta a entregarme a tu viciosa mentira y también cegarme.
Quizá, al clímax de nuestras vidas, sólo quede el brillo de la rosa que adorna mi falange.

Después (Crónica de un matrimonio fallido)

La casa está vacía, y no tengo que encender la luz para saberlo. Entre las sombras, alcanzo a distinguir las cajas que aún no desempaco; como torres decadentes se amontonan en la sala. La mayoría contiene baratijas que quizá le obsequie a la basura, en honor a los años que llevan acumulándose en espera de tiempos mejores... pero ésos nunca llegaron.

Suspiro. Me siento patético recargado en el quicio de la puerta poniéndome melancólico, disfrazado de hombre soltero en un viernes por la noche. Contra toda lógica, me dejé convencer por mis compañeros de ir a un bar y salir de mi absurda abstinencia, pero apenas un tequila y una chica en minifalda con ebria sonrisa me bastaron para desistir. Aún no estoy listo.

Regresé a tu manto, oscuridad, vencido por la desconfianza y más desanimado que nunca, con la líbido destrozada y la vergüenza de mirarme desnudo ante el espejo del baño. No es que me desagrade la imagen que reflejo, es que siento pena por este cuerpo a que le niego el abrigo de una piel femenina.

Ya casi se cumple un año y yo sigo extrañando sus caricias, sus besos dulzones, el jabón con el que se bañaba... ¡Carajo! Si a veces hasta extraño las malditas peleas que cada día eran más frecuentes, ¿cómo no extrañar sus gemidos cuando hacíamos el amor?

La cama es una playa de arena pegajosa demasiado alejada del mar. La cabeza me da vueltas de tanto que me muevo en ella buscando mi lugar. Las sábanas me estorban y en vez de frío siento ese calor seco y asfixiante que no me deja dormir. Todos los días me pregunto cuánto tiempo me falta para acostumbrarme a ésto, cuántas noches más habrán de calmar mis manos las ansias de mi sexo, que llevaba un ritmo ya determinado de íntimo contacto con aquella mujer.

Si me lo preguntan, no fue la carencia de afecto lo que nos orilló al divorcio, sino la falta de entusiasmo hacia nuestra relación. A pesar de que cientos de cosas nos unían, no hubo motivos suficientes para prolongar mi permanencia a su lado. La única chispa que soltábamos quemaba el colchón, y según he comprobado, eso no es igual a salvación.

Lo que se perdió aquel día, aunque estuvo disfrazado de un tratado cortés, jamás he de poder recuperarlo. Extraño a mis hijos, cual si me hubieran robado un trozo de corazón. La extraño a ella, y aún no me hago a la idea de que "nosotros" nunca volverá a ser. Pero sobre todas las cosas extraño mi papel de hombre de familia, de padre de tiempo completo y esposo protector. Ahora sólo soy un eslabón más de lo disfuncional de este país, el ejemplo claro del sueño roto de un final feliz.

Estoy fumando de nuevo, sé que a ella le molesta.