Sólo para mí

El tren siempre pasa por las mismas cicatrices del terreno, y ahora, silba más fuerte que nunca, como en un grito sin voz que reclama tu presencia, o en un mensaje final de dolorosa despedida. Tal vez ahora ya no lo escuchas, no lo sé.

Confieso que es un alivio saber que ya no te encontraré caminando por las mismas calles; has cerrado correctamente un ciclo que parecía interminable. Tu recuerdo apenas y me alcanza en días nublados como este, donde de pronto aparecieron nuestras últimas palabras; casi puedo decir que me alegró leerlas, o por lo menos, que me ayudaron a comprender que no nos debemos nada, que hemos quedado libres el uno del otro. Ignoro si eso significa algo para ti, pero para mí equivale a una revelación y un gran consuelo.

Si en algún momento te has vuelto a pasar por aquí, seguramente pensaste que no es muy sensato que conserve Hope Leaves o la “J”, y sólo te diré que decidí ignorarte porque son parte de mí tanto como lo son cada palabra publicada. No me imagino siquiera lo que estarás haciendo ahora, o si en realidad quiero saberlo, pero me sorprendí deseando de corazón, alma y pensamiento, que la vida esté siendo muy grata contigo.

Al perderte, afortunadamente, no me he perdido yo, es sólo que me ha costado reconstruir lo que quedó en escombros. No fuiste tú la causa de la “Gran demolición”, pero tu ausencia ha sido, sin ofenderte, una enorme bendición. Tal vez sea cierto y ya jamás vuelva a verte, lo único de lo que estoy segura es que he roto mi promesa, y las palabras que adornen tu último lugar en el mundo, ya no seré yo quien las escriba.