Mi madre escribió en la bitácora de mi nacimiento, que cuando me vio por primera vez le ofrecí una amplia sonrisa, cosa muy extraña en un bebé recién nacido. Mi abuelo, que murió cuando yo tenía cuatro años, me sentaba en sus piernas y le maravillaba que me gustara probar la comida amarga o rancia que él adoraba (como quesos muy fuertes) y que sin mucho esfuerzo me hiciera reír a carcajadas. No es raro, entonces, que a los 22 años recién cumplidos, tenga fama de ser una chica muy alegre con una risa escandalosa y contagiosa. A mucha gente eso le desagrada, pero forma parte de mí tan íntimamente como el tamaño de mis ojos o mis problemas ortopédicos.
No cabe duda de que cuando uno no espera nada, lo recibe todo.
He pasado uno de los cumpleaños más bonitos que recuerdo, y lo más emocionante es que los festejos seguirán durante toda esta semana. En el trabajo, por distracción, olvidé contar el por qué festejo el 14 y no el 20, así que mis compañeros pasaron inadvertido el día hasta que se los mencioné, lo cual hace más emocionante la comida del jueves porque me esperan algunas sorpresas según me dijeron.

Creo que nunca me había celebrado por tanto tiempo; es como recibir una excelente noticia después de un día muy malo. Mi emoción es infantil, pero no importa, gozaré de cada día cual si fuera mi primer cumpleaños.
Las felicitaciones por facebook siguen llegando, y la sonrisa tipo Cheshire no desaparece.
Feliz de volver a leerlos...
ResponderEliminarPerdóname por haberme ausentado, perdoname por haberte dejado de leer... pero aquí estoy de nuevo leyendo porque de cierta manera me hacen compañía mis ciber amigos bloggeros.
Pd: Extrañé tu poesía muñeca :)
Feliz de que hayas vuelto preciosa :) Gracias por visitarme, te deseo mucha suerte en la nueva travesía que vas a enfrentar. Cuídate mucho y no dejes de contarme qué tal te ha ido, ¿vale?
ResponderEliminarUn besos enorme n.n