Cuento corto

El tiempo parecía no transitar mientras él hablaba y dirigía a su tripulación. Ella lo miraba ir y venir entre la gente, sobresaliendo siempre por su vigor. El calor arreciaba y por ello la joven se refugiaba al lado de la escalera, sentada sobre un barril que probablemente contenía ron.

Curiosa, notó cómo el caballero sobreactuaba sus acciones cuando se sabía observado. Eso siempre la mantenía aún más atenta a sus movimientos, a sabiendas de que aquello era causado por su presencia.

Todo iba en cámara lenta, incluso el aire agitaba muy lentamente su cabello; fue cuando supo que algo primordial había cambiado, que aquel camino errante volvía a reclamar su presencia, que nunca más volvería a verlo con ojos enamorados ni a besar sus labios o su cuerpo con arrebatada pasión. Supo que el amor se había agotado y que un nuevo horizonte la esperaba.

Cuando se enteró de todo aquello quiso salir corriendo, volar sobre el mar cual ráfaga de viento hecha mujer, hacer de cuenta que lo que ocurría no era tan importante y nunca volver sobre sus pasos… entonces él se acercó a las sombras y le ofreció su mano, provocándole un sobresalto. Sus ojos brillantes y lejanos hacían preguntas silenciosas, ella sólo pudo contestar con una sonrisa a medias mientras se ponía de pie. Lo miró fijamente antes de pedirle lo inevitable.

- Tenemos que hablar…

Y aquello pareció un golpe de realidad, provocando un cambio brusco y escalofriante en la mirada de aquel hombre, haciéndolo temblar casi imperceptiblemente, llenándola de una horrible culpa.

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Hay cosas que son inevitables, incluso cuando una sabe que puede detenerlas, pero comprende que sería totalmente idiota hacerlo.

No es sencillo ser quien dé la última palabra en una relación, a quien se le acabe el amor precipitadamente, quien tenga que explicar por qué carajo todo se fue a la basura (pero si todo marchaba tan bien…). Lo más complejo de todo eso es ver cómo esa “chispa” agoniza, y saber que por más que me esfuerce y aferre a la esperanza, lo que se perdió en el camino nunca se recuperará, y que las composturas al corazón cada vez son más dolorosas.

2 comentarios:

  1. Yo siempre voy a seguir por aquí... leyendote :)
    Un abrazo.

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  2. Jajaja conste que tengo tu palabra ;)
    Un abrazo muuy fuerte.

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