Entro y salgo de su vida como si no valiera nada, voy y vengo de la tuya huyendo de mis fantasmas. Estúpido miedo que me ata las manos, que me absorbe, me mata, me niega aquello que tanto quiero y me hace volver siempre al mismo sitio.
Quizá sólo tenga que hacer las preguntas correctas … ¿responderás lo que yo deseo escuchar? Me intriga.
Caigo nuevamente y me pierdo en el silencio de mis sábanas, solas y vacías sin tu cuerpo.
Una llamada lacerante, tus ojos que atraviesan mi mirada, lo amargo de tu ser en mis entrañas, y esta sed que no termina, que me acaba, me enloquece, me levanta.
Estoy muriendo de amor, y está bien.
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